Capítulo 4
Comenzaron a entrar unos rayos de sol por las rendijas de la ventana, lo que indicaba que ya había amanecido y empezaba un nuevo día. Era sábado y quedaba mucho fin de semana por delante.
Naiara se desperezaba lentamente. Tenía la sensación de haber dormido durante días. Apartó las sábanas y mantas hacia un lado de la cama y se incorporó. Se quedó sentada encima de la cama mirando hacia el armario; pensando qué ponerse. Al fin se decidió por algo cómodo y sencillo. Una camiseta negra de manga corta con un sol pequeño en el extremo derecho de color amarillo, unos vaqueros del mismo color que el sol y unas zapatillas negras de Nike. Después de vestirse bajó hasta la cocina, donde estaba su madre tomando un café recién hecho de la cafetera.
- ¡Buenos días, mamá!- saludó Naiara.
- ¡Buenos días hija! ¡Te has levantado temprano!, ¿qué quieres desayunar?- respondió Julia.
- Me eché pronto y ya no tenía sueño- contestó-. No te preocupes, cojo algo y me subo- añadió al poco tiempo.
- Vale, cariño.
Naiara fue al frigorífico y cogió una bolsa de pan Bimbo; untando mermelada de manzana, que estaba riquísima. Era cosecha de su madre. Pensaba en hacerlo ella un día, pues le enseñó Julia cuando la estaba preparando.
Sólo debía hervir trozos de manzana, batirlas cuando ya estén cocidas y dejarlo enfriar.
Naiara volvió a la realidad cuando sonó el teléfono. Su madre se levantó para cogerlo. Ella, en cambio, regresó al frigorífico. Con un vaso en la mano, cogió un cartón de zumo de naranja y se lo sirvió. Puso las tostadas en la tostadora y sacó la mantequilla.
Volvió Julia con el teléfono y se lo tendió a su hija, que hacía un gesto con la cara para que lo cogiese. Naiara respondió.
- ¿Sí?
- Cariño, ¿qué tal?- se escuchó la voz de Zoe al otro lado del teléfono.
- Pues... bien, ¿por?- respondió Naiara con voz sorprendida por la llamada de su amiga.
- Te telefoneaba para decirte si querías que esta tarde suba a tu casa, ¡que tenemos que hablar!- comentó la rubia con un tono alegre a su interlocutora.
- Vente a la hora que quieras. No tengo nada que hacer, pero ahora estoy desayunando.
- Vale guapa, a las cuatro estoy allí. Un beso- se despidió Zoe.
- Un beso.
Cuando colgó el teléfono, vio que las tostadas y el zumo ya estaban encima de la mesa; listos para comer.
- ¿Qué quería Zoe?- preguntó Julia a su hija.
- ¡Nada! Quería hablar conmigo de algo, no sé. ¡Gracias por el desayuno!
- De nada cariño. Pensé que tendrías hambre después de colgar y las tostadas ya estaban hechas- le sonrió con cariño.
- ¿Sabes algo de David?- cuestionó Naiara por su hermano mayor, que estaba en la academia de policía.
- Llamó ayer por la tarde, después de que te marcharas. Preguntó por su hermana favorita- dijo Julia sonriendo.
Naiara asomó una sonrisilla de felicidad al escuchar eso. Para ella también era su hermano favorito, pese a que sea el único que tenía.
- Y, ¿qué te ha dicho?- hizo un puchero al no haber estado presente cuando ocurrió.
- Cree que podrá venir, como muy pronto, dentro de dos o tres semanas- respondió su madre.
Se quedaron en silencio. Al rato después...
- ¡Me subo a mi cuarto!
Julia asintió con la cabeza y dio por finalizada la conversación.
Pasaron horas entre estudiando, leyendo y navegando en internet.
De repente, Naiara se acordó de aquel chico del bar. El mismo que ayer por la tarde les invitó sin conocerse de nada. Era guapo. Pelo moreno, ojos verdes oscuro, complexión delgada y de piel café, como si hubiese tomado un poco el sol en la playa. Los labios gorditos y carnosos, una manera que hacía que su sonrisa fuese perfecta y maravillosa. Vestía camisa azul marino de raso y un pantalón de tela del mismo color. Sus zapatos no los vio, pero imaginaba que también serían azules o negros; combinándolos con la ropa o el abrigo. Llevaba un maletín de piel negra y lo tenía encima de la barra, apoyado en la pared. Le vino la nota a la memoria, precisamente una parte:
"Cuando he entrado, me he quedado fascinado por ver a un ángel tan hermoso como tú", seguido de su dirección de correo. Esto último le hizo volver a la realidad y entrar en el Messenger para ver si se encontraba conectado. Pero no estaba. No había nadie, sólo unos amigos de clase y un mensaje de correo.
- ¿Un mensaje?- se preguntó a sí misma sorprendida.
Pinchó en la imagen del sobrecito y le dio al primer mensaje de la bandeja de entrada, que estaba en negrita. No exponía nombre ni asunto, pero leía el correo de quien había sido enviado. Ponía dani22@hotmail.com.
Dudó un momento en abrir el mensaje, pero la curiosidad pudo más. Lo abrió y empezó a leer:
"Cierto que no me conoces de nada, aun así aceptaste mi invitación y lo más importante: me has agregado. Así que algo he logrado: llamar tu atención. Espero poder volver a verte, mi ángel. Un beso".
Naiara, al leer el e-mail, se le escapó una sonrisa y lo volvió a leer un montón de veces. No sabía si contestarle o esperar a que su amiga viniese para dar su opinión.
Con ese pensamiento, llegó la hora de que Zoe apareciera. En ese momento sonó el timbre de su casa y Naiara fue a abrir.
3 comentarios:
ya engancha del todo,bonita amistad entre las protas
¡Guau! Muy bien. La historia ya va tomando forma, y la verdad es que el "chico misterioso" puede dar mucho juego. :)
Seguiré leyendo la historia cuando tenga más tiempo, ya que se me están acumulando los blog y no puedo con todo... pero supongo que a ti también te pasa lo mismo. XD
Continúa así, que escribes bien. ;)
Graciaaaaas guapaaa!!!!!! me alegro que de verdad te vaya gustando!!!! a mi tambien me pasa lo mismo que a ti con tanto blog y con mis historias!!!^^ un besote guapa!!!y gracias por comentar
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