El sol lucía radiante en el centro del cielo. Daba la bienvenida a un verano que parecía ser como otro cualquiera. Pero no para todos.
Aquellos rayos asomaban por las rendijas de la persiana, dando una tranquilidad a la estancia. Naiara se encontraba dentro, tumbada en su cama mientras escuchaba Al Ándalus de David Bisbal.
Sostenía entre sus manos, los apuntes de Historia. Solo repasaba, pues se lo sabía de memoria. Era una chica bastante inteligente, así que no tenía dificultad para aprenderse cualquier tema escolar. Era el examen del jueves, pero por ella, sería para el lunes que viene. Lo llevaba preparado y se entretenía tarareando la canción.
Como no podía cambiar la fecha de aquel examen, se conformaba con que llegase la tarde para quedar con su amiga Zoe. Ya estaba arreglada para la ocasión. Su melena morena estaba sujeta por un coletero rojo. Combinada con unas sandalias del mismo color, llevaba una camiseta con el dibujo de Mafalda y unos pantalones cortos de color blanco.
No faltaba mucho para las seis de la tarde.
Como cada viernes, quedaban para dar una vuelta por la ciudad, hablar de sus cosas y desconectar del instituto. Armaban por las calles, dando rienda suelta a su locura de adolescentes. Tenían dieciséis años y la palabra diversión en la mente. Lo que más gracia les hacía, era observar como las personas que paseaban, tenían un parecido facial a los que son más conocidos y salen por la televisión.
Ya quedaba menos para ver a su amiga. Había reproducido más de doce veces la melodía y se impacientaba por salir. Comenzó a recordar los buenos ratos con Zoe, esa chica rubia y un poco alocada; como ella. Delgada aunque su amiga pensase lo contrario y terminasen pegándose de broma encima de la cama de ésta.
Sonrió acordándose de ello.
Entró en el baño a lavarse la cara. Intentaba despejarse un poco. Piensa que estudiar no es bueno.
Se volvió hacer la coleta y preparó el móvil; un Motorola U9 de tapa que se lo regalaron por su último cumpleaños. Y no había recibido nada nuevo.
Al pensarlo, se entristeció un poco. Le encantaba mandarse mensajes. Le gustaba mucho pulsar las pequeñas teclas del teléfono y recibir sobrecitos virtuales. Lo que más deseaba: obtener algo de ese chico que le quitaba el sentido. Ese que le rondaba en la cabeza desde hacía tiempo y que no entendía el por qué.
Ella no era de colarse por chicos. No quería nada con nadie, pero con él era diferente. Cuando le hablaba, estaba feliz para todo el día.
Despertó de ese pensamiento y salió de casa hacia una plaza pequeña, que se hallaba a diez minutos de distancia.
Por el camino, recibió un mensaje:
“Hola hermosa, ¿qué tal estas? Yo ando en casa aburrido. Cuídate. Pablo”.
Se sorprendió al recibir el mensaje de aquel chico que a veces ocupaba toda su atención. Y rió para sus adentros al creer que esos pensamientos habían sido adivinados por el aludido. Recordó la última vez que lo vio.
Una Semana antes…
En el instituto, comenzaba el alboroto de los alumnos por entrar en clase. No con ganas, sino con pesadez desde primera hora de la mañana. Giró su cabeza levemente y ahí se encontraba, tan guapo como de costumbre. Él estudiaba segundo bachillerato y era dos años mayor que ella, pero había repetido. Se había enterado, que era un amigo de un chico de su instituto; y pasaba todas las mañanas a verle. No tenía ni idea a qué instituto iba o a qué se dedicaba, pero le daba igual. Su aspecto de chico malo le volvía loca. El típico muchacho con pendiente en la ceja, pantalones de chándal o vaqueros anchos, y deportivas desabrochadas por la moda. Ese día iba con una camiseta ancha roja y unos pantalones azules anchos que le llegaban por la mitad de su trasero; los llamados “pantalones cagaos”. Naiara sabía que era un poco chulo y creído, pero tenía para creérselo; pues él era moreno, pelo corto de punta y por la parte de atrás rapado al uno. Los ojos eran de un color verde aceituna, y poseía una boca perfectamente delineada y gruesa. La nariz la tenía puntiaguda y pequeña, lo que le hacía una cara fina y redonda.
Volvió a pensar en cómo le conoció personalmente. Cómo hablaron y se intercambiaron los teléfonos. Aquella fiesta de disfraces que organizó ese amigo del instituto, y que invitó a todos los alumnos; pues sus padres manejaban dinero. Fue sola, acoplándose con algunas de su clase. Bailó un poco, le sonrió; y él se acercó a ella por fascinación. Estuvieron hablando y quedaron en volver a verse. Y solo se saludaban todas las mañanas en aquel instituto.
Naiara seguía en sus pensamientos, recordando a ese chico malo y viendo que ya llegaba a su destino. Se paró y decidió contestarle.
“Hola guapo. Estoy bien, gracias. He quedado con una amiga. Cuídate. Naiara”.
Enviado.
Comenzó de nuevo a retomar la marcha y dobló la esquina, acortando la poca distancia que le quedaba para llegar.
En mitad de la plaza, se situaba una pequeña fuente donde caían chorros por los lados. A lo lejos, se divisaba una chica con cabellera de color más oscuro que el sol. Naiara sonrió automáticamente nada más verla.
Mientras caminaba, pensaba en su amiga. Zoe era algo importante en su vida, por eso estaba feliz con su presencia. Se encontraba muy a gusto a su lado y era muy parecida a ella. Tenían las mismas aficiones. Les encantaban la música pop/rock y lloraban con las novelas románticas. Se sentían orgullosas por la locura que desbordaban, y bromeaban diciendo que no tenían solución.
Naiara se consideraba una chica algo madura para su edad. Siempre luchaba por lo que quería fuera como fuese. Cuanto más le costase, más empeño le ponía. Y era algo de lo que se sentía afortunada. Otra cosa de la que se sentía bien, es que miraba el lado bueno de las situaciones por muy complicado que pareciesen. Era optimista y eso le hacía estar orgullosa consigo misma, pues ayudaba a la gente y le encantaba.
Sin que Zoe se diese la vuelta, ella seguía su camino, a punto de llegar hasta su amiga.
4 comentarios:
uooohhh pinta muy pero que muy bieeen voy a seguir con ella =)
¡Hola! He leído el primer capítulo y no está mal, pero veo un par de errores:
-Repites mucho las palabras "así que" y "amiga", entre algunas otras.
-Casi no pones puntos y demasiadas comas:
"Va al baño y se lava la cara para despejarse un poco, piensa que tanto estudiar no es bueno, se vuelve hacer la coleta y prepara el móvil, un Motorola U9,de tapa, que se lo regalaron por su último cumpleaños, no tiene nada nuevo. Al pensarlo se entristece un poco porque le encanta mandarse mensajes, sobre todo con chicos, o mejor dicho, con ese chico que piensa a veces y que no entiende porqué, ya que ella no es de colarse por chicos porque no quiere nada con nadie, pero con él es diferente, cuando la habla está feliz para todo el día."
*Si no me equivoco, creo que solo has puesto dos puntos, lo que hace que -aunque haya comas- sea una lectura un poco "asfixiante".
Por lo demás está bien.
mi humilde opinion es k la historia comienza con interes jeje
Hola!!! Soy del tuenti, por fin me dispuse a leer tus escritos. Continuo leyendo el 2º capítulo porque me ha gustado.
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